Centre d'art Joaquim Mir al Palau de Miravet

Centro de arte Joaquim Mir

Palau de Miravet

Había una vez

un pintor paisajista
enamorado de Miravet

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El Palau de Miravet acoge el centro de arte Joaquim Mir. Un espacio expositivo en homenaje al pintor impresionista catalán, en el que varias copias del artista vibran y dialogan con la luz y los colores del Ebro.

La galería Mir

En la primera planta del Palau se encuentra la galería donde se exponen nueve cuadros de Joaquim Mir reproducidos a medida por Joaquim Marsal.

Entre ellas destacan “Fantasía del Ebro I” y “Fantasía del Ebro II” (en el Museo Reina Sofía), obra con la que ganó la Medalla de Honor a la Exposición Nacional de Bellas Artes (1930).

Los frescos

Los murales al fresco de la escalera interior son obra de Joaquim Marsal, quien también se ha encargado de la restauración y decoración del Palau.

Los frescos representan la apoteosis de Joaquim Mir y destaca el retrato del pintor, de Ramón Casas, en un marco diseñado por Jujol.

Sala de exposiciones

En la planta baja se encuentra una sala de exposiciones temporales y una muestra permanente de la obra del fotógrafo caravaggista Aurelio Monge.

En la misma sala se puede visionar la filmación de Miravet que Joaquim Mir grabó en 1930, restaurada por la Filmoteca de la Generalitat.

Reproducir video acerca de Joaquim Mir a Miravet, histories monumentals

Joaquim Mir en miravet

Joaquim Mir Trinxet, pintor paisajista catalán y maestro impresionista del color, encontró en Miravet una especie de arcadia e inspiración culminante de su carrera.

En 1929, su amigo y pintor Ángel Oliveras, que ocupaba un alto cargo en el servicio de Patrimonio Nacional, le recomendó visitar Miravet, “un pueblo operístico” por el castillo y su paisaje, reconocido en ese momento como el “pueblo más hermoso del Ebro”.
Así, entre 1929 y 1930, Joaquim Mir realizó dos intensas y productivas campañas en Miravet. El resultado fue una cincuentena de obras, entre telas, esbozos, apuntes y grabados, llenas de color y fantasía, que expuso en la Sala Parés de Barcelona recogiendo gran éxito de público y crítica.

Fantasía del Ebro II

Con la obra miravetana “ Fantasía del Ebro II ” ganó la medalla de honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, el premio más importante de su carrera que tanto ansiaba. Un éxito celebrado por parte de los críticos y la comunidad artística, en reconocimiento a su obra.

Fantasía del Ebro I

Antes había pintado por la exposición “ Fantasía del Ebro I ”, obra que vendió en la Sala Parés por 14.000 pesetas, siendo el pintor más valorado del momento. Las copias de ambas obras pueden ser admiradas en la galería Mir del Palau de Miravet, entre otras obras expuestas.

“El conjunto (de Miravet) era realmente espectacular, tanto por la temática como por la explosión de color que Mir recogió en sus cuadros: efectos de luz, transparencias del agua, figuras típicas de la comarca, pueblo encumbrado…, todo expresado con gran fogosidad, dio lugar a una exposición diferente del pintor, que apareció más extrovertido… El público salía de la sala impresionado, admirado, por aquel nuevo despliegue de la personalidad de Joaquim Mir. La crítica, unánimemente consideró la exposición sorprendente y un éxito bien merecido.”

–Joan Anton Maragall–

Catálogo de Miravet

La obra del pintor paisajista dedicada a Miravet es poco conocida por el éxito de venta en su momento y por formar parte de colecciones particulares privadas.

Francesc Miralles recoge la mayoría en catálogo en su libro “Joaquim Mir al Camp de Tarragona“.

Mir expuso en vida en París, New York, Washington, Amsterdam, Buenos Aires y Venecia. En España era considerado nuestro gran maestro impresionista, comparado a Claude Monet en Francia. Pero la Guerra Civil Española y la dictadura posterior le olvidó y no es hasta los años 70 que empieza a redescubrirse. Aun así no recibe el reconocimiento que tuvo en su tiempo.
Su obra está en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el Museo de Montserrat, en el Museo del Prado, en el Museo Thyssen-Bornemisza y en el Museo Reina Sofía, entre otros.

Seducidos por el color

Es obligado hacer memoria de Joaquim Mir, ese creador cromático que nos ayuda a percibir y descubrir mejor la belleza del binomio color-luz.

Las cosas bellas son necesarias y, como son necesarias, son verdaderas, Mir supo disfrutar en la sensibilidad de los sentidos y en el sentido de la vida. Mir era un gourmet del color. El color para Mir era el lenguaje más genuino: las delicias de los tonos más suaves, más contrastados, más intensos están en los cuadros, en los paisajes de Mir.

Todo un abanico de delicadas catas de miles de tonalidades están presentes en su paleta, y se van transformando según su disposición en el espacio del lienzo, maravillosa obra de arte que el ojo, los sentidos y la mente nunca se cansan de mirar, y probar, sentir, experimentar, ya que nos transportan hacia nuevas visiones de paisajes vividos y queridos.

Por eso debemos hacer memoria, obligada, de la gran fuerza de la pintura de Mir, no tanto como paisajista, que la tiene, sino como colorista, como creador de un nuevo lenguaje cromático utilizando la riqueza coloreada del paisaje y de la naturaleza para hablarnos de las bondades y de la magia halagadora que tiene el color.

Esta magia lo extrae de la muchedumbre de rincones que presentan los diferentes paisajes que empujan nuestro territorio.

Si se analiza la forma de pintar de Joaquim Mir a lo largo de su creación pictórica, observamos un hecho que se repite regularmente en cada una de sus obras: el uso del lenguaje del color en su estado más primigenio.

Mirar el cielo y captar el azul, traduciéndolo en el azul de la paleta, mirar el árbol y ver las mil tonalidades del tronco, de las hojas, buscando el color más puro más natural; mirar el agua y quedarse encantado con los reflejos y las claridades de la luz deslizante sobre la superficie.

El color en la paleta de Mir es de una profundidad atrevida en la que la relación de las diferentes tonalidades se equilibra de forma natural casi imperceptible, pero constante. La relación de los colores equilibra el espacio como en un jardín.

Mir, que tiene una retina privilegiada en la que el espectro cromático se amplía y se convierte en el sentido sinestésico que lo traduce todo en color de forma prodigiosa hasta llegar a una poética del color, sencillamente genial.

– Joaquim Campamà –

http://www.bonart.cat/actual/seduits-pel-color-75-anys-sense-joaquim-mir/

Visita el Palau

Abrimos las puertas al arte y el paisaje

Visita guiada

La visita guiada Miravet Experience le llevará a descubrir la historia del Palau, la obra de Joaquim Mir además del Cap de la Vila de la mano de profesionales con pasión y experiencia.

La visita guiada Miravet Experience le llevará a descubrir la historia del Palau, la obra de Joaquim Mir además del Cap de la Vila de la mano de profesionales con pasión y experiencia.
Galeria del centre d'art Joaquim Mir, Palau de Miravet
Visita guiada Miravet Experience: centre d'art Joaquim Mir
Concertamos visitas privadas y personalizadas en el centro de arte Joaquim Mir, la sala de exposiciones y la casa-monumento Palau del Comendador (Ca Costa).
También paseos por la ruta Mir descubriendo los puntos en los que pintó las obras más conocidas.

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Aurelio Monge

Un poco de historia

Joaquim Mir

el “influencer” de Miravet

Joaquim Mir y Miravet

Joaquim Mir quedó muy impresionado por Miravet y su gente. Grabó una filmación única y de gran valor documental, restaurada por la Filmoteca de la Generalitat de Cataluña y que se puede visionar en la sala de exposiciones del Palau de Miravet.

El nombre de Miravet era famoso por sus cántaros y tinajas, y Joaquim Mir, con su obra, dio a conocer el paisaje de Miravet a una burguesía catalana que, entonces viajaba y veraneaba en el balneario de Cardó. Curiosos visitaban “el pueblo que pintó Mir”, como hacen los turistas atraídos por la pintoresca imagen de Miravet.

Mir en Miravet

Recogiendo las palabras de Fina Anglès i Soronellas, promotora de la ruta “un paseo por los sentidos, de la naturaleza al arte” (Mir y Manent): “Hay espacios en el territorio que por los caminos del arte se han convertido en simbólicos”. UN AUTOR, UN CREADOR -así en mayúsculas- puede convertir, gracias a su creatividad, un paisaje local en patrimonio universal; puede dotar a un paraje de una supraidentidad intangible con su mirada de artista y fijarlo, con lenguaje propio, en su obra, que estará inmutable hasta siempre”.

Lugares y parajes interpretados de forma intelectual por artistas y autores, creadores y creativos, que los recrean y humanizan a través de sus respectivas obras.

Éste es el caso de Joaquim Mir en Miravet, quien fijó la mirada en su imagen pictórica y escenografía casi idílica e imposible; la misma que ha atraído y atrae a muchos otros artistas y visitantes anónimos –y no tanto, como Dalí– que han pasado y dejado su huella en sus obras.

La obra de Mir ha otorgado a Miravet la categoría de sitio simbólico y universal, reconocido en todas partes y representado generosamente en una extensa colección que cuenta con más de 38 pinturas e ilustraciones.

Sin embargo, Miravet otorgó a Mir el reconocimiento que tanto ansiaba con la obtención de la Medalla de Honor de la Academia de Bellas Artes de Madrid (1930) con su obra dedicada: “Fantasía del Ebro II”.

Mir en el Palau

Gracias a la colaboración del Palau con el Museo Reina Sofía de Madrid, hoy podemos disfrutar de una copia del cuadro en el Centro de arte Joaquim Mir en Miravet dentro de la colección permanente del Palau de Miravet, con las obras y copias del artista local Joaquim Marsal, licenciado en Bellas Artes y profesor de Historia del Arte, impulsor del proyecto Mir en Miravet.

Los miravetanes podemos así sentirnos orgullosos del honor de haber tenido entre nosotros a uno de los mejores pintores de todos los tiempos, cuya pintura traspasó las fronteras de Cataluña y que, poco a poco, ha sido reconocido mundialmente.

Mir era un hombre sencillo y cercano, un pintor de aquí, de nuestra casa, mediterráneo y un enamorado de su país y sus paisajes. Con sus telas, pinceles y pigmentos se volvía un genio del color y la luz. ¡Se convertía en magistralmente genial!

Un gigante de la pintura.